jueves, 2 de julio de 2020

KYZICOS, LA OCTAVA MARAVILLA DEL TEMPLO DE ADRIANO. EL ORDEN CORINTIO COLOSAL.


Puede que estemos ante el capitel más grande que hizo la civilización grecorromana. Se trata del capitel que se encontró en el año 2013 en las excavaciones de la antigua ciudad de Kyzicos o Cyzicus, en la actual Turquía. Sus dimensiones resultan maravillosas. El capitel tiene 190 cm de diámetro por su base, 250 cm de altura y un peso de aproximadamente 20 toneladas. Perteneció al desaparecido templo de Adriano, levantado el año 136 en la antigua ciudad.


Kyzikos de Mysia estaba situada en el Mar de Mármara y es especial por este capitel y por su ubicación topográfica inusual, en el estrecho tómbolo que conecta el continente asiático con la una antigua isla costera (Arctonnesus), lo que le confería la posibilidad de tener tres puertos muy resguardados y una conexión por una franja de tierra con Asia. Su ubicación estratégica fue lo que originó su fundación en torno al siglo VIII a. C. Al final del periodo helenístico pertenecía al reino de Pérgamo, por lo que cuando este estado fue unido a Roma en el siglo I a. C. empezó su proceso de romanización.

Localización en Google maps de la antigua ciudad



Mitriades del Ponto asedió la ciudad el año 77 a. C, cuando intentó expulsar a los romanos de Asia Menor, pero su ubicación táctica la convirtió en una posición inexpugnable y no logró tomarla. Como recompensa por la heroica defensa y lealtad, la ciudad recibió numerosos privilegios de Roma y el control sobre el área del norte de Mysia hasta Troas.

Reconstrucción de la ciudad con un supuesto istmo, a la derecha. A la izquierda un paso con puente.


Sin embargo, la ciudad no pudo resistir a los fenómenos naturales y sufrió graves daños por terremotos. De hecho hacia el año 117 un seísmo destruyó el templo principal de la ciudad dedicado a Júpiter. El años 124 el emperador Adriano, que visitaba sus dominios orientales, mandó reconstruir o mejor dicho levantar un nuevo templo. Fue construido bajo la supervisión o el patrocinio de un tal Aristainetos, como se ha recogido por una inscripción. Los habitantes quisieron dedicar a Adriano el nuevo templo cuando éste murió y se le divinizó. Por lo tanto, Kyzikos se convirtió en otra ciudad que construyó un templo dedcado al emperador en Asia Menor como Esmirna, Pérgamo y Éfeso. Otro terremoto lo volvió a dañar el año 155.

Nos han llegado testimonios numismáticos que nos permiten hacernos una idea del templo a través de monedas de la zona (koinon) de Bitinia y Misia, donde en el anverso se conmemora el emperador Adriano y en el reverso un templo octástilo que podría ser el de nuestra ciudad.  
 

Plano hipotético de la ciudad de  Kyzikos según el coleccionista británico, escritor y viajero Robert Rustafjaell que visitó las ruinas en julio de 1901. En el plano ubica varios puertos y monumentos, entre ellos los restos del templo de Adriano justo al norte del puerto que daba al golfo de Artace. También se pueden ver el teatro, el anfiteatro y la acrópolis que dominaban sobre las alturas de la ciudad. No está del todo claro si el tómbolo que hoy une la ciudad al continente existía en tiempo antiguos, lo que sí es seguro es de existir era un pasillo de tierra muy estrecha.


Plano actual de lo descubierto en las excavaciones del siglo XXI.


El templo posiblemente se levantaba en el suroeste de la ciudad sobre una gran plaza de 400 metros de largo por 100 metros de ancho. Se terminó tan increíble obra ya en tiempos del emperador Antonino Pío, el sucesor de Adriano. El poeta Aelius Aristides en su obra "Panegírico de Cyzicus" lo ensalza el año 167 como obra completada, posiblemente después de la última reparación motivada por los terremotos del 155.


Solo recientemente (desde el 2010) los arqueólogos han descubierto evidencias de la grandeza del templo levantado en el siglo II. Se calcula que el templo debió ser octástilo con 16 columnas de largo hasta completar una longitud de 160 m y un ancho de 70 m, desde su base (se calcula que el largo del estilóbato era de 116 m). La orientación de sus fachadas principales sería este-oeste.

Reconstrucción.


Se trataba de un templo díptico de columnas corintias gigantes, puesto que su altura de 21,35 m, las convirtieron en las más altas del mundo grecorromano. Por ejemplo, las columnas del Templo de Zeus en Baalbek sólo tenían 19 m de alto. Hoy ninguna queda en pie. Todo son restos muy fracturados del que se salva el gran capitel que ha motivado el artículo.



Bajo un  estereóbato oculto por una pequeña colonia de 7 u 8 metros de altura repletos de vegetación, se conservan bóvedas de hormigón. Se calcula que son hasta 7 con algunas de más de tres metros de arco. Se suponen que tenían la función estructural de sostener el pesado edificio en mármol, pero seguramente también tendría otras funcionalidades no conocidas. De hecho se han descubierto huecos de ventilación que se abrían tanto a los lados largos como cortos del templo.


Esquina occidental del estereóbato. La vegetación tapa casi el lugar de las estructuras abovedadas.



Los terremotos acabarán con Kyzikos y su templo y los restos se convirtieron en una cantera para Justiniano, quien extraerá de allí material para la construcción de Hagia Sophia. Los otomanos continuarán usando el templo como cantera para hacer cal y para reutilizarlo en construcciones de la zona. Conocemos por el viajero italiano Ciriaco de Ancona que cuando él visitó el yacimiento por primer vez en 1431 todavía conservaba 33 de sus columnas completas con arquitrabes. También habló de su cella y de una estatura de Adriano que había en su interior. Pero cuando regresó por segunda vez trece años después, en 1444, habían desaparecido dos columnas, junto con gran parte de los arquitrabes y muros de la cella. Posiblemente fueron destruidos para fabricar cal, puesto que se han encontrado numerosos pozos, datados desde la edad media a mediados del siglo XX, donde se cocía el mármol triturado para obtener la cal.

Dibujos de Criaco de Ancona de algunos de los elementos que todavía quedaban en pie del templo cuando él lo visitó y dibujó. en la inscripción aparece Aristainetos como el que lo erigió (¿patrocinador o arquitecto?)


Pero si el nuevo templo era inmenso, la suntuosidad de su decoración no se quedaba atrás y todos los elementos arquitectónicos fueron esculpidos en mármol blanco de alta calidad. Los fragmentos arqueológicos de estos frisos, arquitrabes, fustes, basas, cornisas y capiteles se amontonan ahora en la explanada ubicada frente al podio del templo y a lo largo de la estructura del largo del estereóbato. También hay restos en los museos cercanos de Erdek y Bandirma. Los fragmentos encontrados de distintos fustes nos aportan la información de que algunos de ellos no fueron totalmente rematados, pues algunas de las acanaladuras se muestran incompletas.

Leones, ovas, grecas, flores,  zarcillos, ovas, dados, volutas, hojas de acanto, palmetas y un largo etcétera de detalles decorativos se han "salvado" de la destrucción en un irresoluble puzzle de piezas repartido por muchos lugares cercanos y no tanto. Forman un paisaje ruinosos pero muy interesante.






Es posible caminar entre estos restos y sentir la belleza de sus diseños y conmovernos ante el colosalismo del monumento. Pero sólo quedan los despojos de una batalla entre el edificio contra la naturaleza y la humanidad.


En cuanto al capitel encontrado en 2013, debió pertenecer a una de las columnas del lado sur del borde occidental del templo. Se encontró aproximadamente a 20-22 m de la ubicación real. En el equino del capitel corintio hay 16 hojas de acanto, ocho en las fila baja y 8 en la superior, rematadas con zarcillos. El ábaco se conserva en parte y está decorado con ovas y formas vegetales. Su longitud ábaco es de 2.80 m y su ancho es de 0.33 m.  Según las proporciones dadas por Vitruvio, las dimensiones del alto del capitel de la columna debía ser siete veces la altura del ábaco, por lo que, en consecuencia, la dimensión total del capitel debía ser ser de 2,31 m, lo que no responde a la realidad. De nuevo, de acuerdo con las proporciones teóricas difundidas por Vitruvio, la altura del capitel debería ser igual al diámetro del fuste de la columna, es decir, 2,13 m. La realidad arqueológica demuestra que los encabezados de las columnas del templo no son compatibles con la información dada por Vitruvio.  



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